Muerto en febrero de 2021, Carlos Menem sigue siendo una figura incómoda, como si hubiera algo vergonzante que impidiera reconocerlo como parte de nuestra historia y prefiriéramos borrarlo de la foto. Nadie o casi nadie reivindica su legado. Pareciera que, al menos en público, solo se habla mal de él. El “yo no lo voté” nombra esa negación. Entre la distancia y el consumo irónico, entre la impugnación por el “saqueo” y la reivindicación aislada como gesto provocador, la política argentina aún no sabe bien qué hacer con Menem. Al peronismo le recuerda una parte “maldita” de su historia, una que no puede narrarse en clave de movilización popular y expansión de derechos. Los dirigentes de Cambiemos, que gobernaron en nombre de las ideas de libre mercado y modernización que el menemismo encarnó como nadie, decidieron ignorar esa paternidad. ¿Qué nos dice ese silencio de nosotros, de las identidades políticas que vinieron después –el kirchnerismo, el macrismo– y de nuestro presente? Porque a Menem no se lo puede nombrar, las autoras y los autores de este libro deciden nombrarlo. No para “bancarlo”, sino porque creen que en ese contenido tapiado y escondido en la baulera –en ese trauma– hay un material excepcional para entender la Argentina contemporánea. Así, logran entrar en los noventa sin acudir a las contraseñas habituales, componiendo una mirada generacional que no busca erigir una única verdad, sino agitar el avispero para pensar en serio una figura y una época, en sus premisas históricas y en sus reverberaciones sociales, culturales y subjetivas. No se trata de romantizar a Menem, pero tampoco de romantizar la época como un tiempo de resistencia y de pureza progresista. Se trata de abrir esa caja negra para entender de qué estaba hecho el consenso social y político en torno a la democracia del consumo y la desigualdad, qué aspiraciones expresaba la ley sagrada del uno a uno y cuánto subsiste hoy de la sociedad menemista. Peronistas, kirchneristas, liberales, trotskistas, aceleracionistas, cristianos y socialdemócratas, las autoras y los autores de este libro eligen dialogar con los noventa para explicar que el menemismo no es algo ajeno, sino algo que nos salpica y nos constituye, y que revisar a Menem es revisarnos y construir nuevas lianas para intervenir sobre nuestro presente y nuestro futuro.