En los relatos de este libro, la realidad está construida por la percepción de sus personajes. El lector reconoce como suyo el deseo de cada uno de ellos: no sentirse forastero en este mundo.
Bendixen narra lo preciso y siempre desde la primera persona. Los problemas y las soluciones apenas se insinúan, y el todo se presenta siempre desde una misma calma desapegada.
La joven autora de El árbol de botellas de whisky (2021) logra narraciones sobre conflictos emocionales básicos de nuestro presente. De esa manera se interna en la existencia humana para llenarnos de interrogantes y poner un velo de extrañeza sobre nuestro entorno más cotidiano.