Están quienes creen que los gobiernos progresistas de principios del siglo XXI en América Latina representaron un avance socioeconómico indiscutible para masas de personas postergadas por décadas. Otros, por el contrario, están convencidos de que esos gobiernos fueron la concreción de un “populismo” que condenó a la región al atraso, la prebenda y la demagogia. Este libro, necesario y revelador, viene a llenar con datos y análisis los vacíos de esa discusión, y logra cambiar de raíz nuestro sentido común sobre América Latina y su “desigualdad” característica. Al sistematizar la información más actualizada sobre la estructura social de Latinoamérica, los autores recorren las grandes tendencias demográficas (distribución etaria y geográfica, migraciones, mortalidad y fecundidad), la distribución de los ingresos, el trabajo, la educación, la salud y la vivienda en toda la región, y las políticas públicas desarrolladas en cada ámbito. Así demuestran que, aunque los gobiernos posneoliberales efectivamente lograron crear una red de protección básica para los más excluidos, no alteraron las bases estructurales de las inequidades persistentes. Los datos y su análisis, sin embargo, no solo sirven para zanjar una discusión sobre el pasado reciente, sino sobre todo como herramienta para pensar el futuro próximo. Este libro, un panorama matizado y realista sobre el continente, ofrece además una constatación política y cultural inquietante. Mientras los avances y derechos conseguidos actúan como un umbral de bienestar que se defiende con fuerza, son también, escriben los autores, “la piedra de toque de la ofensiva de sectores restauradores que están pugnando por revertirlos”. En efecto, los cambios en la estructura social que retrata este libro están en el corazón de los conflictos políticos que ya son visibles en varios países de la región.