Ya nadie discute que el tema de la inseguridad es uno de los más relevantes de la agenda social y política de la Argentina. Y esto ha colocado a las instituciones policiales en el centro de la escena: se espera de sus miembros que cumplan con sus funciones y protejan las libertades y los derechos ciudadanos.
Tampoco puede discutirse que los policías se cuentan entre los trabajadores más precarizados de la administración pública: con salarios muy bajos, deterioradas condiciones laborales y una educación deficiente donde solo parece valorarse la sumisión ciega al superior; por si fuera poco, el oficio conlleva riesgos físicos que pueden llegar a la muerte. Y desde ya no cuentan con ninguna herramienta para defender sus intereses, y si intentan agremiarse son castigados y hasta exonerados.
El cruce de estas dos realidades enmarca una paradoja: al trabajador más precarizado se le exige que sea el más devoto servidor público.
Esta situación no ha sido problematizada desde la política ni objetada desde una perspectiva de derechos humanos. Y la sindicalización policial es un tema controversial para las gobernantes y los sectores opositores, incluso para las expresiones más progresistas.
Este libro recoge los trabajos producidos para un seminario internacional organizado por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), que convocó a especialistas del país y del mundo, con la idea de dar ese necesario y postergado debate.
Sus contenidos y conclusiones, que el lector encontrará en estas páginas, representan apenas un primer paso y no desconocen que el acceso de los trabajadores policiales a derechos sindicales significará nuevos desafíos para todos los actores.