La forma en la que nos alimentamos está en crisis, y está poniendo en crisis el planeta. No es un problema de escasez (nunca hubo tanta comida en el mundo), sino de distribución: una parte de la población está sobrealimentada mientras que la otra pasa hambre. Es también una crisis de diversidad, porque perdimos la variedad y hoy 8 especies explican el 70% del consumo de alimentos de 7.500 millones de personas. Y es, finalmente, una crisis de sustentabilidad: el sistema alimentario destruye nuestro entorno y pone en riesgo el futuro de la especie.
La antropóloga Patricia Aguirre, la gran especialista argentina en antropología alimentaria, explica que la comida no es algo aislado, sino un producto de las relaciones sociales, del sistema económico y hasta de los valores de la sociedad. Es un hecho social total. Para entenderla, entonces, es necesario dejar de lado las miradas simplistas y las consignas vacías y explorar la complejidad de un tema en el que se entrelazan las finanzas, el capitalismo, la geopolítica, el metabolismo, el hábitat y los imaginarios globalizados…
Devorando el planeta es un libro apasionante que nos cuenta cómo llegamos hasta acá. Y que avanza un paso más: no se queda en el simple acto de mostrar un panorama sombrío, sino que explica cuáles son los modos y las tecnologías para que los Estados, las comunidades y los individuos apunten a cambiar al mundo y nuestro modo de relacionarnos con él. Y éste empieza por lo más simple y lo más cotidiano: nuestra forma de comer.